No es de extrañar que la posibilidad de obtener materiales, más allá de los límites de nuestro planeta, provoque una especial fascinación entre científicos y empresas, pues constituye un auténtico desafío para los investigadores, la posibilidad de encontrar una fuente de recursos casi inagotable. Según la NASA, solo uno de los asteroides que orbita en el cinturón entre Marte y Júpiter tiene un valor de aproximadamente 10.000 trillones de dólares derivados de sus reservas en oro, hierro y níquel. Hoy te hablamos de la minería espacial, una industria millonaria del futuro.

CONTENIDOS

¿En qué punto se encuentra actualmente la minería espacial?

¿Qué tecnología hace falta desarrollar?

La explotación de la Luna

Los beneficios medioambientales de la minería espacial

¿De quién es el espacio?

La minería espacial es la explotación de los recursos minerales de los cuerpos menores que orbitan alrededor de la Tierra, como son la Luna y los asteroides. No obstante, y según vaya avanzando la ciencia, podrán incluirse también otros astros más lejanos, como cometas o satélites de planetas.

¿En qué punto se encuentra actualmente la minería espacial?

Actualmente, este sector se encuentra todavía en un nivel incipiente, centrándose en el sondeo, la prospección y la caracterización de los cuerpos, tratando de identificar aquellos que podrían resultar más interesantes por contener metales raros, preciosos y escasos en nuestro planeta. De esta forma, se están sentando las bases para la actividad minera posterior.
En cuanto a los plazos en los que se iniciaran las actividades mineras, todavía nadie se atreve a poner una fecha, aunque, por complejidad y coste, no será algo inmediato. Los expertos calculan entre 5 y 10 años, lo cual significa que sucederá a medio plazo, cuando esta actividad resulte rentable, entonces se empezaran a explotar los asteroides y los recursos de La Luna.

¿Qué tecnología hace falta desarrollar?

El mayor escollo con el que la minería espacial se encuentra en este momento es que todavía existe un insuficiente desarrollo tecnológico. Sobre todo, en lo relacionado con vencer la fuerza de la gravedad para regresar a la Tierra, una vez que se haya aterrizado en un asteroide. Hasta ahora, las misiones han podido tomar muestras, pero no han llegado a posarse en los cuerpos en el espacio. Normalmente, se emite un chorro de aire y recogen el polvillo y las gotitas que salen despedidas del asteroide. Orbitar sobre estos cuerpos es más o menos fácil, pero aterrizar en ellos y despegar de nuevo resulta muy complicado.

Además, lanzar un kilo de peso desde la Tierra al espacio tiene un coste muy elevado, así que si hubiera que mandar pesadas máquinas, capaces de extraer enormes recursos para hacer explotaciones intensivas, sería un problema. Ya se ha planteado incluso enviar impresoras 3D para construir “in situ” herramientas.

Existe un interés muy alto por parte de la industria privada en la minera espacial. Aunque el coste resulta multimillonario, en el futuro su rendimiento también lo será. Al desarrollo de estas tecnologías se han lazado agencias espaciales y algunas compañías privadas, que tienen la mirada puesta en aprovechar los recursos casi infinitos de los asteroides. Por ejemplo, existe una demanda, cada vez mayor, de elementos químicos muy concretos, que son muy escasos y sumamente importantes para el sector tecnológico, la industria armamentística, la aeronáutica, la navegación espacial y los satélites artificiales.

MINERIA ESPACIAL_V2

La explotación de la Luna

Si bien los asteroides son los objetivos principales de la minería espacial, es factible que la Luna acabe siendo el primer cuerpo extraterrestre que sea explotado. La misión Artemisa de la NASA y otras agencias, tienen como misión volver a llevar al ser humano a este satélite terrestre y, una vez que lo logren, crear un asentamiento allí que facilitaría la extracción de recursos minerales y energía.

Además de minerales interesantes para la industria, la Luna contiene ciertos elementos que no es posible encontrar en la Tierra, como el Tritio o el Helio 3, que podrían convertirse, en el futuro, en una de las principales fuentes de energía verde por medio de la fusión nuclear. La mayor complicación de estos elementos radica en extraerlos, traerlos a la Tierra y que todo el proceso resulte rentable. Si se lograse, sería un gran avance para la Humanidad. Todo el mundo tendría acceso a una energía limpia y barata.

Los beneficios medioambientales de la minería espacial

Además de posibles ventajas energéticas, la minería espacial tiene muchos beneficios medioambientales. Según un estudio de la Universidad de París-Saclay, por cada kilo de platino minado en el espacio, se liberan unos 150 kilos de dióxido de carbono, sin embargo, esta cantidad se dispara a los 40.000 en la Tierra, de lo que puede deducirse que una explotación “fuera del planeta” podría reducir sustancialmente la contaminación. Nos hemos encontrado una fuente en la que los recursos son abundantes y que, si se explota adecuadamente, no provocará ningún daño ecológico en el planeta. No se trata solo de que la minería en el espacio permita obtener materiales que escasean en la Tierra, sino que existen muchos materiales cuya extracción es realmente impactante en el ecosistema. Esta es una de las razones principales por las que se considera que esta actividad tendrá un lugar muy importante en la próxima década.

¿De quién es el espacio?

A pesar de que la minería espacial se convierte en una industria incipiente, ya existe legislación que la regula. En este sector se suele aplicar el artículo 2º del Tratado del Espacio de 1967, que establece la no apropiación nacional del espacio extraterrestre, la Luna y otros cuerpos celestes, aunque no implica la prohibición de la explotación de los recursos naturales. Es decir, lo permite indirectamente porque no lo prohíbe.

Con el desarrollo de la minería espacial han ido floreciendo también otras legislaciones espaciales a nivel nacional. El primero en pronunciarse fue los Estados Unidos, que aprobó en el 2015 “La Ley de Competitividad de Lanzamientos Espaciales Comerciales” (Asteroid Act) que autoriza a sus nacionales para explotar los recursos espaciales. A ellos le siguió en el 2017 Luxemburgo, con una ley que permite lo mismo, no solo a sus ciudadanos sino también a extranjeros con establecimiento permanente. Después, Emiratos Árabes Unidos, en 2020 y Japón, en 2021, aprobaron regulaciones similares.

Actualmente, se espera que otros 10 países firmantes de los Acuerdos Artemisa – tratado internacional en el marco del programa del mismo nombre, que tiene como objetivo la explotación civil con fines pacíficos del espacio- procedan del mismo modo y creen su propia legislación. También, de manera simultánea y para profundizar en esta legislación, se han creado El grupo de trabajo de La Haya sobre gobernanza de recursos espaciales y La Comisión sobre la utilización del espacio terrestre de las Naciones Unidas. Puede que todo esto termine desembocando en un único tratado internacional para todos.

A la espera de un mayor desarrollo tecnológico y de una unificación de la legislación, el sector de la minería espacial mantiene un gran potencial. Es posible que llegue un momento en que la Humanidad dependerá de mirar al espacio para seguir desarrollándose.